jueves, 29 de noviembre de 2007

Persona - Homenaje Irgman Bergman

Persona - Homenaje Irgman Bergman

He oído que Bergman ha muerto. El célebre cineasta sueco, cuyas mejores obras nacen de un desesperado alarido racional de miedo a la muerte, aseguró en una de sus últimas entrevistas haberse reconciliado con la dama de la guadaña: “Es como una vela que se apaga”, dijo sobre su propia vida,

sin tiempo ni ganas de ser demasiado original. En Dildodrome no creemos en la muerte, sino en la transmutación del alma, en la evolución por encarnaciones múltiples hasta alcanzar el estado de perfección. Por eso sólo nos queda desearle a Ingmar un buen viaje. No sabemos lo que hará en su próxima vida, pero en esta que se acaba de extinguir vomitó algunos de los fotogramas más fascinantes de la historia del cine. Casi todos ellos están concentrados en estos seis minutos: el onírico, perfecto, hipnótico y subyugante comienzo de “Persona” . Aquí está todo. Esto es el cine: un sueño rebobinado y enlatado. Cuando Will More hablaba en “Arrebato“ de filmar al ritmo preciso, de encontrar el latido, los altos y los bajos, de la pausa, del éxtasis y de la primera comunión se refería, sin duda, a esto:




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